Un Plan Educacional.
Si existen tiempos para poder diseñar un
nuevo sistema de educación a través del Internet son principios de ésta
búsqueda las letras aquí puestas, ello lo llevo con un lenguaje interno que
trato de mantener día a día. El plan educacional que diseño es algo sencillo
aunque requiere de toda la seriedad necesaria.
Como es sabido todo día comienza en las
noches desde que se monta el primer sueño, así que trato de no perder mi
pensamiento nocturno y antes de acostarme acomodo una hoja en blanco y una
pluma, de preferencia negra, raros días tomo la pluma azul porque la encuentro
a ella para cosas más sutiles, luego coloco el cuaderno cerca de mi almohada y
la pluma en el escritorio, ahí cuando despierto y cuando me duermo la puede
alcanzar la voluntad de un ,este acto es el primer esfuerzo mañanero, tomar la
pluma y escribir un sueño, un recuerdo o plasmar el pensamiento en un estado de
letargo. Si molestas a alguien con la luz, coloca una vela pero prepara
calmadamente desde la noche. Para el tiempo de escribir he calculado necesario
un tiempo estimado de media hora, porque nunca se sabe cuando llegará un buen
sueño o cuando el sueño se volverá pereza e impedirá cualquier levantamiento.
Ahora lo que
intentó hacer es escribir una novela entre esas levantadas y lo que hago es lo
siguiente, captar un momento que plasme la personalidad de cualquier persona
que haya encontrado en el día, esos fragmentos de carácter que se encuentran en
la facultad histriónica de cada persona: de lo que se trata es de impregnarse
de todos los gestos del día, colocarles una mascara y asignarle a todos un solo
nombre.
Así fue como
nació Nayeli, quien con el ritmo de los días adquirió una gama de hábitos y
vicios que me fueron desconocidos, varias semanas dormimos juntos y nos
levantamos al son de la pluma y el papel, hasta que un día se aburrió de sólo
existir en las noches y en las mañanas, se fastidio de mí y salió a buscarse
por sí misma su compañía, al principio nuestra separación fue triste pero después
de un sentimiento de hilaridad me invadió una razón desconocida, sentí más libertad para
pensarla y hablar sobre ella, noté día a día que desde que se fue Nayeli de mí podía
comprenderla mejor. Siete días pasaron y
seguí escribiéndole a Nayeli, una relación de remitente y destinatario comenzó
y yo no deje nunca la cosecha diaria de ademanes, guiños, tics, posturas y todo
tipo de aspavientos que encontraba en los campos de la cotidianidad, aquellos antiguos terruños en los que se creó Nayeli, y así fue que nacieron mis primeras
dos libretas paralelas, la primera para escribirle a Nayeli y la segunda para
transcribir los sueños y recaudar las vivencias ajenas. En este ritmo cíclico
de vástagos que se vuelven advenedizos, nació la nueva Yeneli, el fuerte Semankak
, Amancio el burdo, el Señor Feroa, Don Dracó el retorico.
Cada día me doy cuenta que en media hora
uno puede decir muchas cosas y más cuando la mente se encuentra fresca, como en
las mañanas o ya vacía como antes de acostarse, para hacer efectivo el tiempo
solo es cosa de hilarlo y no dejar de escribir; yo he comprobado que sí la
primera redacción empieza con líneas coherentes normalmente el día lo voy
hilando de la misma forma. Hoy me he propuesto leer el libro seis y siete de la República, luego continuar
con el cuento que escribo para mi buen hermano el Chicho. Claro que estas
actividades las realizo en compañía de la ecuanimidad, desde una sala de
lectura y con las providencias del Internet y para esto de la red también tengo
mis métodos de operar; empiezo con la lectura diligente de la mañana, ella
siempre bajo la técnica caminante del peripatético, andando con libro en mano y
leyendo a los cuatro vientos, esto es mejor cuando se aplica por las calles
porque se tiene la ventaja del paisaje y la plática inesperada, mas uno se
encuentra con que a veces es trascendente un mapa, un diccionario, la
enciclopedia, o lo que es todo el Internet, mas el ejercicio de una caminata el
cuerpo lo agradece, pues de veras que es cansado pasar las horas sentado o fijando
la vista en los encierros del ordenador, y desafortunadamente todavía como de
manera intencional no se invierte para desarrollar el holograma de un
mecanógrafo con el que se pueda deambular mientras se anda por las sendas de un
bosque, escalando una gran piedra, o hasta una infiltración de la red
inalámbrica en la plena profesión que ejerce el buzo, mientras busca, anota,
clasifica y verifica todo lo que es debajo del mar. Este ejercicio es peligroso
porque si se intenciona para desajenar el hombre de sí mismo y de con los de su
especie puede ser en mayo perjuicio que de provecho, pero ya es necesario que el hombre comience
de nuevo a caminar y dejé las jorobadas computadoras, será las siguientes
generaciones quienes ejercitarán más que sus dedos cuando se encuentre en el
ordenador, porque en aquellos tiempos será de admirar a quien ejercite siete
horas diarias de Internet, pues irá ejecutando exactos tecleos al aire con sus
tronco, perineo y el baile mismo del aurea, cerrando y abriendo ventanas con los
miembros, ojos y señales de cabeza; el tiempo para esto parece lejano pero si
toda nuestra Galaxia está ya cambiando no veo porque nosotros nos mantengamos
fijos en el ordenador, sin querer educar la conciencia corporal y su libertad
ilimitada.
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