<Noi sognatori dobbiamo diventare soldati>
Frase que escribio Luis Sepulveda mientras pensando en la vida del combatiente hebreo Avrom Sutzkever que se narra en la version italiana de "Le rose di Atacama".
Nosotros somos los protectores de los suenos que la gente de los mundos prefiere olvidar, los resguardamos como ejercicios propios, como talismanes nocturnos que esperan el dia para que la lucidez los revele a la realidad cansada de si misma, fatigo inexistente que cuando el tiempo de los prejuicios se encuentra en la obscuridad se vuelve subitamente visible y dimensiosa por no poderla distinguir dentre el bullicio de la noche, por no saber donde empieza el dentro o termina el alla afuera; mas cuando algun navegante alcanza costas trayendo en su embarque la espesa luz que el reflejo de la espuma permitio al sol de sus esfuerzos, al sudor del mar, al hecho de reconocerse humano dentro de una tempestad que confunde las identidades al salir vencedor ante los suplicios de la naturaleza: ellos llegan iluminando, estos hombres que para muchos son imaginarios y para ellos mismos solo marineros, ellos pueden amalgar nombres como de Odiseos y Santos Pablos, Tomases , Viracochas o Quetzales, en comun todos venidos con la ayuda de las estrellas : los terrunos aquellos donde los soldados sonadores arriban por cansado naufragio o por voluntad de predicar pueden ser llamados, Gozo, Cemanahuac o Fusang.
Sea como sea vayan relatados los nombres del arribado y del lugar de la arribada la historia puede adquirir tres direcciones, en la primera vertiente se encuentran aquellos hombres que luego de haber nadado en tanta infinidad de lenguas, tanto tumulto de gente, tanta comunion humana adquieren un convalencia comun con todos los islenos del lugar e intentan a toda costa obrar para el futuro de su mejor proposito, el navegante se convierte en un vigilia y los suelos retumaban con las ondas de su voz cuando pronuncia para promulgar la liberacion de la obscuridad, y sucedque que el navegante se vuelve gente y la gente se vuelve libre. Suele pasar tambien que los sonadores cuando anclan barcas y pisan tierra, olvidan completamente su proposito, como si la fuerza de su camino estuviera en la nave que los protegio durante todo su trayecto saleroso, ellos arriban para ser liberados del movimiento estelar que una vez invocaron sin niguna intencion, solo llamandolo por el hecho de probar si su voz era capaz de llegar a las estrellas y como sucede que las estrellas son capaces de oir hasta el mas quedo susurro de auxilio, el llamado se esucha y la fuerza que se penso tener va desvaneciendose durante el camino cuando gritan y ululuan como perros hacia cielo mientras ignoran estar ya en el, ellos se vuelven ciegos, sordos y luego pierden la capacidad del habla, poco a poco, no sucede todo a la vez, lentamente se quedan sin fuerzas para poder continuar y solo con la misma trayectoria que el viento de su primero auxilio pudo llegan a parar por la fuerza de ese principio en la mas proxima costa, exasperados por contar relatos y desesperados por no saber mas de ellos, con tal de olvidar el principio de su venida solo parafraseando para ayudarse continuamente a no recordar que incluso en esta isla la historia de su viaje tendra un final. Mas existe un tercer tipo de naveganes que anclan en los puertos del mundo, ellos no llegan para otorgar libertad ni anclan para ser liberados, no tienen mercancia que ofrecer y tampoco estan dispuestos a comprar de los mercados terrenales: porque este tercer tipo de navegantes esta empenados totalmente a descubrir nuevas rutas con tal que en su camino los navegantes futuros ya no tengan mas islas que encontrar y asi la posteridad de marineros pueda navegar con la ayuda de estrellas que se pintan en lo alto de la galaxia, solo por descubrir aquello que existe mas alla del placer propio de navegar. Ellos son los protectores de los suenos, son los soldados que protegen el nucleo de las estrellas para iluminar los caminos a la posteridad. Ellos son los soldados sonadores.
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